Más sobre el cuidado de tus Tillandias
Las Tillandsias detestan el frío cuando están húmedas, el cloruro sódico (sal) y el agua calcárea (dura). Les conviene el agua ácida, como lo es el agua de lluvia, con un ph entre 5,5 y 7.
Pueden vivir en el exterior, en un emplazamiento luminoso y ventilado, evitando el sol directo en verano, aunque las que son más grises (con mayor cantidad de tricoma) lo soportan mejor que las verdes. Hay que protegerlas del viento fuerte que puede deshidratarlas y también de la bruma si viven cerca del mar, por su contenido en sal.
Algunas Tillandsias son carnosas y en invierno se deben proteger en un espacio interior, aunque la gran mayoría de ellas son muy rústicas y pueden soportar temperaturas incluso inferiores a -5º C durante varias horas, siempre que no estén mojadas, por lo que si viven en el exterior deben estar protegidas bajo techo evitando las lluvias, especialmente en invierno.
En verano, pueden soportar temperaturas altas siempre que estén bien hidratadas, aumentando la frecuencia de riego si es necesario, pero evitando la insolación en las horas centrales del día.
En el interior de la vivienda, hay que situarlas cerca de una ventana, evitando el pleno sol durante todo el día, especialmente en verano. Es preferible exponerlas al sol matutino y/o vespertino, evitando el mediodía. Es preferible evitar situarlas cerca de una fuente de calor (calefacción), y también de los aparatos de aire acondicionado y climatizadores, que disminuyen mucho la humedad ambiental.
Los jarrones y bolas de vidrio están desaconsejados porque el proceso de secado tras el rociado de las plantas será demasiado lento, tendiendo a la putrefacción. Además, el aire estancado en el interior de los recipientes las perjudica.
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Aconsejamos que el riego de las plantas de este género se realice mediante un rociado generoso (pulverizando la planta). Sólo es conveniente regar por inmersión en el caso de que la planta haya sufrido una fuerte deshidratación, y no para todas las especies. Especialmente peligroso es el riego por inmersión en aquéllas especies con pseudo bulbo, como caput medusae o seleriana. Así que, en caso de duda, mejor pulverizar la planta que hacer inmersión.
Para regar, se puede usar agua mineral, o bien agua del grifo que se haya acidificado añadiendo una pequeña cantidad de vinagre de vino blanco (ácido acético) si es dura. En un agua dura (ph entre 7 y 8) añadiremos 1 cc por litro de agua, aumentando a 1,5 cc si el agua es muy dura (ph superior a 8). No se deben utilizar aguas desmineralizadas o destiladas, ya que no contienen los minerales necesarios para la vida de nuestras Tillandsias.
La frecuencia del riego por rociado ha de estar en función de la temperatura, la humedad y las horas de luz. Sus hojas se enrollan hacia el interior cuando la planta necesita agua, reduciendo su tamaño, para evitar la deshidratación, y se abren cuando está bien hidratada, lo que permite saber el estado de la planta. En líneas generales, lo ideal es regarlas 2 o 3 veces por semana, siempre y cuando la temperatura a la que esté expuesta la planta no sea inferior a 5º C, en cuyo caso, no se debe regar.
Para tener una planta bonita, que crezca, dé flores e hijuelos, tiene que estar bien hidratada. Pero cuidado! No debe quedar agua en el interior de la planta después del regado, aunque esté húmeda. El agua acumulada en el interior es muy perjudicial.
Si la Tillandsia está en el exterior, en invierno es preferible regar por la mañana, para que pueda secarse durante el día y llegue a la noche, cuando hace más frío totalmente seca. En verano, en cambio, se puede regar también por la noche, o por la mañana, evitando hacerlo si le está dando el sol.
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Todas las plantas de la familia Bromeliaceae, y el género Tillandsia en particular, son monocárpicas, es decir, florecen una única vez en su vida. Cuando la planta alcanza la madurez, si se dan las condiciones adecuadas, florece. Estas condiciones son que la planta tenga una iluminación, temperatura e hidratación adecuadas. Para algunas especies, además, debe existir una cierta diferencia térmica entre el día y la noche.
Una fertilización moderada y regular aumenta el crecimiento de las Tillandsias, aunque si es excesiva tiene el efecto contraproducente de volverlas poco resistentes a los cambios de temperatura, la falta o exceso de humedad, etc. Preferentemente, hay que fertilizar de primavera a otoño, dejando a la planta descansar durante el invierno. Aconsejamos abonos bajos en nitrógeno, como los utilizados para las orquídeas o los bonsais, muy diluidos. Algunos aminoácidos como la metionina, el glutamato, la arginina, la alanina o la glicina, ayudan a fijar el nitrógeno, con lo que la planta crecerá mejor y aumentará su resistencia.
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Estos comentarios son generalidades que se aplican a la mayoría de las especies, aunque como seres vivos que son, existe una gran variabilidad en su respuesta a los diferentes estímulos.
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